ESTUDIANTES: MÁS DE LO MISMO
Tiempos nuevos; problemas viejos en los albos.
A través de largo tiempo se ha repetido la misma historia que es, por si hiciera falta aclararlo, la de hechos muy alejados de aquello que se proclama con desusada repetición: que Bahía Blanca sigue siendo, indiscutidamente, “la capital nacional del básquetbol”.
A nadie se le escapa la trascendencia que tiene la competencia local a nivel de las categorías formativas: por el número de equipos; por la cantidad de partidos: por la gente que se moviliza semana tras semana; y por lo que significa, sin duda, en aquello tan de moda hoy en día, como es la contención de los chicos; con el imperativo de mantenerlos fuera de la calle, o dicho de otra manera, fuera de peligros ciertos propios de la época. En ese sentido, habrá siempre que “sacarse el sombrero” (que hoy no se usa) ante ese aporte, que habla de esfuerzo; de constancia; de no poco sentido comunitario.
Otra cara tiene lo que es la presencia de la ciudad en la alta competencia. Siempre, de un largo tiempo a esta parte, “faltan 5 para el peso”. Más en lo puntual: no hay financiamiento adecuado para que un equipo (al menos uno; no mucho más) sea cabalmente representativo, como para estar a tono con aquel slogan bastante pasado de moda si de lo que es baloncesto profesional se trata.
Bahía Blanca Estudiantes atraviesa, en las horas del final de año, otra de sus etapas difíciles. Algo que no extraña, porque desde que fuera invitado a volver a la categoría de elite del básquetbol argentino, siempre se repitió la misma escena.
Ahora, a mitad de camino de la temporada, vuelve a ocurrir, pero bastante cerca de tocar fondo. Para estas horas estaba previsto el retorno a las prácticas del plantel que encabeza Marcelo Ricchotti. En rigor, sería el sábado (2), a partir de las 10.30, tras el receso obligado por las fiestas de fin de año.
El panorama no era, para nada, alentador. De cara a los primeros compromisos es más lo que falta que lo que hay. Esto, fundamentalmente, referido a la presencia de jugadores extranjeros. El exiguo presupuesto ha obligado a descartar a Lawrence Abney (ala centro); y a André Smith (escolta), por lo que sólo queda en la base equidista el nacionalizado Mike Robinson, aunque se decía que el orientador (quien hizo picantes declaraciones a prensa de la Asociación de Clubes) andaba atrás de un centro o ala-centro, para suplir alguna de las ausencias.
Se sabe, Bahía Blanca Estudiantes (nombre de equipo adoptado como para decir que la ciudad está representada por esta formación, aunque ni siquiera el público lo respalde con su asistencia al “Casanova”), volverá a jugar el miércoles (6), recibiendo a Peñarol, el vanguardista liguero; y enfrentará, también como local, el viernes (8), a Boca Juniors.
No puede dejar de mencionarse, porque es válido, que tanto Francisco Fuster, el presidente de la entidad alba; como Jorge Faggiano, algo así como emblema dirigencial de la institución de Santa Fe 51, hicieron numerosas gestiones en busca de apoyo económico. Por lo que se sabe, de fuentes confiables al menos, no obtuvieron, ni ahí, el resultado esperado (o el necesario).
Y esta circunstancia, créase o no (porque siempre hay quienes no quieren admitirlo, porque a “rajatabla” quieren negar la realidad) muestra el lado flaco que desde hace mucho tiempo aqueja al baloncesto bahiense en su proyección. Porque demagogia, incluso desde el ámbito oficial, hay mucha, pero aportes muy pocos.
No se trata, aquí, de propiciar que desde el municipio, por caso, se destinen fondos -que escasean para otros requerimientos más trascendentes de la vida de la ciudad-a sponsorizar la participación de un equipo profesional en la Liga Nacional de básquetbol. Pero sí de evitar aquello que puede suponer un doble discurso: apoyamos, pero no tenemos recursos para hacerlo desde lo económico. En algún momento se lo suplió ofreciendo “gestión” (para lograr aportes de otros). Ahora, ¿ni siquiera eso?.
Ese es el panorama del albo cuando cierra el 2009. ¿Nubarrones?. ¡No, todo negro!, podría decirse. Lo cual no es casual, porque viene de lejos. En el material que hace pocas horas fue subido al sitio oficial de la Asociación de Clubes de Básquetbol (y que transcribimos por separado) está reflejado el cuadro de situación. Eso, de las puertas hacia afuera, cabría puntualizar. ¿Alguna vez, acaso, se sincerarán definitivamente las cosas?. Parece mentira, pero no tanto, que la ciudad en su conjunto no pueda “sostener” un equipo de liga que se aleje de los sobresaltos y sólo se dedique a jugar básquetbol. Después, habrá resultados de los buenos y de los otros. Eso es harina de otro costal.
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Marcelo Richotti, ante un verdadero dilema.
Publicado en la última edición de 2009 de LA TRASTIENDA DEPORTIVA, de “revista de café”.
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