EL SOFTBOL Y UN VOLVER A VIVIR, 60 AÑOS DESPUÉS…
Un “partido del recuerdo” se jugará, este sábado
(19), en Avenida Alem y Florida. Será en homenaje a la historia del club Los
Indios. Una tarde para las nostalgias...
Osvaldo Paciarotti y el softbol, siempre vigente. |
Sin embargo, hay una porción de esas décadas, que
todavía permanece en la memoria, aunque cada vez más borrosa.
Alguna vez, hace tiempo y a lo lejos (porque pasaron
56 años ya) “tuvimos”, que es una manera de decir, una columna –“Detrás del
Home”, su título– que marcó, un tanto, los principios personales en el
periodismo deportivo (aunque ya andábamos en eso cubriendo otras disciplinas).
Para entonces, ya existía Los Indios, club de
softbol.
Y aunque no exactamente como apunte sobre los
primeros equipos que tuvo (el juego era, en raíz, muy ligado a competencias
estudiantiles), tenemos presentes algunos nombres. De alguna manera, hicieron época,
allá por fines de los ’50.
Escapando, es cierto, al rigor de lo estadístico,
recordamos una “novena”, en la que figuraban Oscar Conti, Martín Balda, Juan
Carlos Collina, Ricardo Flood, Héctor Flood, Edgardo Fernández Stacco, Raúl Dómina,
Juan Carlos Roncoroni y Omar Garro. Vestían de celeste, con una especie de “vivo”
rojo, con ese nombre que sí, hizo historia (Los Indios).
Eran, en cierto modo, protagonistas de un clásico de
esa época: versus Sticks and Balls, donde otros nombres, también, hicieron lo
suyo: Guillermo Brandauer, Dardo Mouro, Nebel Mouro, Sanza, Feliciano Napal,
Eduardo Gouarnalusse, “Berto” Lucaioli y Magnelli, entre otros.
Fueron, cuando la cancha estaba en el esquinero de
Avenida Alem y Florida (cruzando una calle interna aparecía el clásico
escenario del rugby), disputas casi épicas, con mucho público detrás de los
troncos que eran el único marco entre jugadores
y espectadores.
Fueron momentos en los que terciaban El Triángulo,
el de los Bottaro (Jorge y César, y también Oscar), junto a Norberto Guerrero, Hugo Donnari, Jerónimo
Avellaneda, Daniel “Pepe” Soria (que después fue “indio”), Jorge Meloni y Néstor
Sánchez. Y estaba Olimpo, el de Carlos Cano, Rubén Scafetto, Oscar y Hugo
Prada, Guillermo Speratti, Calahorra, “Paco” Capdesbok y Sergio Menichelli. Y otros,
que se nos van de los recuerdos (aunque seguramente aparecerán cuando estas
menciones estén cerradas ya).
Algo sí, es imborrable: desde el sábado a la tarde
(bien temprano), pasando por la mañana del domingo; y llegando casi a la
penumbra del atardecer de ese día esencialmente deportivo, no eran pocos los
que transcurrían todo el fin de semana en ese sitio de encuentro, donde la
mayoría cambiaba su ropa de calle por el “uniforme”, allí nomás, detrás de la
frondosa arboleda.
No había vestuarios, ni juegos nocturnos, ni
cantina. Alguna vez, sí, apareció el “alambrado” detrás de la posición del
catcher…
Otros tiempos, sin duda, en los que apenas si la copa
“Día de la Raza ”,
con dos elencos capitalinos (uno de ellos por provincia); Bahía Blanca y
alternativamente La Pampa ,
era la “alta competencia”. No había viajes; tampoco los “argentinos” que se
hicieron costumbre (notorios también, con resonantes triunfos bahienses, hasta
la irrupción de Paraná) décadas después.
De aquellos años hasta ahora, pasaron nada más y
nada menos que seis décadas. Imposible olvidar dos nombres: Hernán Beitía y
Walter Gazzola, mentores del impulso joven de un deporte que era “raro” (y sólo
asociado al béisbol de las películas americanas) en su despertar.
Pero el tema es otro, aunque se roce con este
intento de evocar momentos inolvidables, porque están asociados a la primera
juventud de muchos protagonistas.
Los Indios, todo un emblema (de cuya trayectoria no podemos apartar
nombres como los de Carlitos Fernández, Hernán Alvarez, Julio Escamilla, Jorge
Cortínez, ¿Ricardo? Brandt o Guillermo Rámila), ha llegado, casi como
testimonio único e irrepetible de una época, a los 60 años.
Osvaldo Paciarotti, que mucho tiene que ver con
grandes esfuerzos -como que hay quienes, sin equívocos, quieren llamar con su
nombre ese escenario que es símbolo de softobl en las afueras del Parque de
Mayo- ha tenido la feliz idea de “armar” algo así como un “partido del
recuerdo”.
Será una disputa atípica, con algunas características
que se saldrán, naturalmente, del “rigor” competitivo, mezclando rápido con
lento; y nuevos (actuales) con los “viejos”.
Si un valor, esencial, tendrá la cita, es que para
la gran mayoría será algo así como el “volver a vivir” de un tiempo que los
marcó “a fuego”, en esas interminables jornadas, no pocas en medio de las
heladas mañaneras de los domingos, en pleno invierno, cuando algunos marcaban
la cancha, jugaban en reserva, dirigían partidos y eran protagonistas por la
tarde de los juegos “más valiosos”.
Ha dicho Osvaldo que alrededor de 60 (¿o habrá
elegido ese número por las décadas "indias" que se recuerdan?) serán quienes se
acerquen para participar. Algunos le “pegarán” a la pelota desde la caja de
bateo; otros procurarán tomarla “de aire”, dentro del diamante o un poco más
allá, antes que se pierda sin poder alcanzarla.
De movida, según lo ha trazado su mentor, estarían
formaciones vinculadas más bien a Indios y "Sticka", con jugadores un tanto más
actuales junto a los “maxi” veteranos que se animen.
Después, irán alternándose todos los que se hayan sentido convocados (sin ningún protocolo) a dedicarle unas horas de una tarde de Primavera, este sábado (19), desde las 17, en Alem y Florida.
Después, irán alternándose todos los que se hayan sentido convocados (sin ningún protocolo) a dedicarle unas horas de una tarde de Primavera, este sábado (19), desde las 17, en Alem y Florida.
Alem y Florida, símbolo de softbol. |
Luis María Serralunga
Nota del editor
En borradores escritos “a lápiz” y mucho más en la
mecánica de moda, las redes sociales, el Facebook especialmente, se han
deslizado nombres. No los mencionamos porque seguramente habría muchos olvidos.
Quizás, sí, pueda ser bueno repasar equipos: Los
Indios, Sticks and Balls, Los Yankees, El Triángulo, Olimpo, El Ceibo, El Trébol, Los Diamantes, El Pato, Cruz del Sur, Oxford, Horizontes, Liniers, London, Estomba, Bella
Vista, Villa Mitre…
Eso sí, todos, ¡sí, todos!, están invitados, hayan
recibido un llamado o no. Y se los espera, allí, en lo que fue, es y será, para
siempre, un lugar de softbol…
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