BARRACAS CENTRAL Y LA SEMBLANZA DE UN GRAN CAMPEÓN DE BÁSQUETBOL
El recuerdo de Néstor Francisco Radivoy
"Radi... ¿te gustaría dirigir a Barracas?". La pregunta me la lanzó, a boca de jarro, el querido y recordado "Pato" Albizu. Eramos compañeros de trabajo en la Secretaría de Correos y él formaba parte de una "histórica" comisión de básquetbol, en la que militaban -entre otros- "Cuca" Chicharro, Riverito, Luque, Minitti, el "Ñato" Bonfiglio y muchos más que, hoy, mi memoria no retiene.
Volviendo a la pregunta, dudé en contestar. Venía, en 1957, de ser campeón argentino en el recordado torneo de marzo de ese año, jugado en Bahía y Punta Alta. Pero, a fines de ese año, había descendido con San Lorenzo del Sud, en aquellas finales jugadas con Pacífico, en Estudiantes. Además, yo era de este club; me había criado en él; y Barracas siempre había sido nuestro eterno rival.
Pero esa tarde de abril, el "Pato" insistió: "Vení esta noche; ves algunos jugadores nuevos que tenemos y, de paso, comemos una parrillada”. A propósito... ¡qué sencillo era decir eso e invitar en aquellos tiempos...!.
Me decidí y fui. Comenzaba en ese momento un "picado". Debajo de un arbolito, a 3 metros de la baranda, procuré pasar desapercibido para los jugadores, aunque algunos de ellos no me conocían.
El grupo de dirigentes me miraba, lo recuerdo, procurando adivinar mis reacciones. No tuvieron mucho tiempo. A los 10 minutos les dije: "Vamos a reunirnos; ya me decidí...".
Se miraron; fuimos y arreglamos. El "Pato", inquieto, me preguntó qué me había hecho decidir. Confidencialmente le dije: "Ese marinero va a llegar a ser el mejor jugador del básquetbol argentino".
Además, pensaba que con ese plantel -integrado por Julio Serrano, Dardo Albizu, "Quique" García Pereyra, Edgar Maisterrena, José Hernández y pibes como Pozuelos, Cavalli, Torno, Chicharrito y otros- "estaba hecho..." Y, además, otro marinero cordobés, de apellido Pérez. Rudo, luchador, fuerte para jugar bajo los tableros, era un gran aporte.
¿Y qué hicimos?. Algo desacostumbrado en Barracas: entrenar 3 ó 4 veces a la semana, por supuesto al aire libre, y trabajar en 5 o 6 variantes.
Es que con Hugo Olariaga se solucionaba un 60 por ciento de los problemas. Afilados para el cesto, como nunca, Julio y Dardo; arrancando con todo Edgar; pensando y poniendo la cuota de serenidad el "Colorado" García Pereyra, todo se hizo fácil. Campeones del "Ciudad de Bahía Blanca" en el Salón de los Deportes; campeones cortados en el "oficial"; invictos en ambos torneos; sumamos como 35 partidos sin perder.
Y un aporte excepcional: el de mi admirado "9" en el fútbol, y marcador en el básquetbol. Fue titular en media docena de partidos. ¿Saben por qué...?. Se lo dije a él, cuando me preguntaba para qué lo necesitaba si había mejores que él. "Yo te necesito para algo muy sencillo", ironicé. Contra Estudiantes, marcar a "Quique” Storti. Contra Alem, a Florindo Stacco. Contra Estrella, a Jorge Varlaro. Contra Velocidad y Resistencia, al "Loco" Andreatta. Contra Pacífico, a Bruni. Todos tipos goleadores y hábiles, pero que contra José no podían.
Pasaron 41 años. Parece que fue ayer. ¡Y cuántos amigos inolvidables y compañeros de aquel momento ya no están...!. A ellos, mi modesto homenaje, porque me ayudaron a vivir uno de los mejores momentos deportivos de mi vida.
Y a toda la familia de Barracas, mi mejor recuerdo. Dios quiera poder acompañarlos cuando se reúnan a evocar. Y perdón a los que omití mencionar. Es que a los 65 años, la memoria decae.
Nota del editor
La semblanza, cuando se van a cumplir, el próximo viernes 23, 50 años del primer título de campeón bahiense obtenido por nuestro querido Barracas Central, la pedimos al amigo y colega Néstor Francisco Radivoy, hace casi 10 años. Entonces, el club estaba por cumplir 70 años (el 15 de agosto próximo llegará a los 80). Editamos el comentario para nuestro sitio digital, después Diario de Café. Volvemos, ahora, a ese recuerdo, porque Radivoy fue parte importante de aquel logro del "Bosque", que evocamos con no poca nostalgia.
"Radi... ¿te gustaría dirigir a Barracas?". La pregunta me la lanzó, a boca de jarro, el querido y recordado "Pato" Albizu. Eramos compañeros de trabajo en la Secretaría de Correos y él formaba parte de una "histórica" comisión de básquetbol, en la que militaban -entre otros- "Cuca" Chicharro, Riverito, Luque, Minitti, el "Ñato" Bonfiglio y muchos más que, hoy, mi memoria no retiene.
Volviendo a la pregunta, dudé en contestar. Venía, en 1957, de ser campeón argentino en el recordado torneo de marzo de ese año, jugado en Bahía y Punta Alta. Pero, a fines de ese año, había descendido con San Lorenzo del Sud, en aquellas finales jugadas con Pacífico, en Estudiantes. Además, yo era de este club; me había criado en él; y Barracas siempre había sido nuestro eterno rival.
Pero esa tarde de abril, el "Pato" insistió: "Vení esta noche; ves algunos jugadores nuevos que tenemos y, de paso, comemos una parrillada”. A propósito... ¡qué sencillo era decir eso e invitar en aquellos tiempos...!.
Me decidí y fui. Comenzaba en ese momento un "picado". Debajo de un arbolito, a 3 metros de la baranda, procuré pasar desapercibido para los jugadores, aunque algunos de ellos no me conocían.
El grupo de dirigentes me miraba, lo recuerdo, procurando adivinar mis reacciones. No tuvieron mucho tiempo. A los 10 minutos les dije: "Vamos a reunirnos; ya me decidí...".
Se miraron; fuimos y arreglamos. El "Pato", inquieto, me preguntó qué me había hecho decidir. Confidencialmente le dije: "Ese marinero va a llegar a ser el mejor jugador del básquetbol argentino".
Además, pensaba que con ese plantel -integrado por Julio Serrano, Dardo Albizu, "Quique" García Pereyra, Edgar Maisterrena, José Hernández y pibes como Pozuelos, Cavalli, Torno, Chicharrito y otros- "estaba hecho..." Y, además, otro marinero cordobés, de apellido Pérez. Rudo, luchador, fuerte para jugar bajo los tableros, era un gran aporte.
¿Y qué hicimos?. Algo desacostumbrado en Barracas: entrenar 3 ó 4 veces a la semana, por supuesto al aire libre, y trabajar en 5 o 6 variantes.
Es que con Hugo Olariaga se solucionaba un 60 por ciento de los problemas. Afilados para el cesto, como nunca, Julio y Dardo; arrancando con todo Edgar; pensando y poniendo la cuota de serenidad el "Colorado" García Pereyra, todo se hizo fácil. Campeones del "Ciudad de Bahía Blanca" en el Salón de los Deportes; campeones cortados en el "oficial"; invictos en ambos torneos; sumamos como 35 partidos sin perder.
Y un aporte excepcional: el de mi admirado "9" en el fútbol, y marcador en el básquetbol. Fue titular en media docena de partidos. ¿Saben por qué...?. Se lo dije a él, cuando me preguntaba para qué lo necesitaba si había mejores que él. "Yo te necesito para algo muy sencillo", ironicé. Contra Estudiantes, marcar a "Quique” Storti. Contra Alem, a Florindo Stacco. Contra Estrella, a Jorge Varlaro. Contra Velocidad y Resistencia, al "Loco" Andreatta. Contra Pacífico, a Bruni. Todos tipos goleadores y hábiles, pero que contra José no podían.
Pasaron 41 años. Parece que fue ayer. ¡Y cuántos amigos inolvidables y compañeros de aquel momento ya no están...!. A ellos, mi modesto homenaje, porque me ayudaron a vivir uno de los mejores momentos deportivos de mi vida.
Y a toda la familia de Barracas, mi mejor recuerdo. Dios quiera poder acompañarlos cuando se reúnan a evocar. Y perdón a los que omití mencionar. Es que a los 65 años, la memoria decae.
Nota del editor
La semblanza, cuando se van a cumplir, el próximo viernes 23, 50 años del primer título de campeón bahiense obtenido por nuestro querido Barracas Central, la pedimos al amigo y colega Néstor Francisco Radivoy, hace casi 10 años. Entonces, el club estaba por cumplir 70 años (el 15 de agosto próximo llegará a los 80). Editamos el comentario para nuestro sitio digital, después Diario de Café. Volvemos, ahora, a ese recuerdo, porque Radivoy fue parte importante de aquel logro del "Bosque", que evocamos con no poca nostalgia.
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