ESPAÑA: EL MEJOR; EL CAMPEÓN



Todas las expectativas en esta final. Cuando sonó el silbato las ideas estaban en pleno desarrollo. España a buscar el partido desde sus antecedentes: tenencia de la pelota y elaboración de juego para encontrar el momento preciso en el cual forzar la acción.

Holanda tuvo claro que esto no se lo debía permitir y entonces jugó 45 minutos reconociendo su inferioridad, a pesar de sus buenos jugadores.
Algunas veces apelando a intervenciones casi violentas y otras al filo del reglamento, logró interrumpir el circuito pero también dió la impresión de que España se rindió, perdió dinámica, se apresuró en forzar la acción, se hizo vertical antes de tiempo, le costó usar el ancho del campo, más por culpas propias que por lo permisivo del árbitro, que permitió todo, y una Holanda que no quiso jugar.

Esto le había pasado a España contra Paraguay. Lo que no hizo Paraguay fue usar las faltas, usó estrategia. En ese partido, España no perdió la idea, aquí en el primer tiempo se quedó vacío. Holanda estaba ganando la apuesta.

Después de los 15 primeros minutos, el partido se peleó, se discutió, Holanda ensució el juego y España perdió la paciencia y no pudo limpiarlo. Holanda no llegó nunca. Hasta a sus mejores jugadores no les importó no jugar. La consigna fue muy clara: que no juegue España.

El partido fue realmente malo y la complicidad del árbitro para que así sea se hizo fundamental. En el segundo tiempo dio la sensación que España recobró la paciencia, lo trabajó algo mejor al partido pero fue Holanda el que logró que se juegue a no jugar como propuesta.

En pleno clima de pelea, lucha e interrupciones, tales las características del partido que querían los holandeses, Robben apareció solo en dos contraataques pero en ambos mano a mano ganó Casillas.

Se vino el alargue y España encontró más luces en su juego, otra claridad de sus ideas. Holanda, condicionado por tener ya más de medio equipo amonestado y un expulsado, se aferró a los penales. Apareció Fábregas, apareció Iniesta. Apareció España, que tuvo el gol dos veces y salvó el arquero.

Al final, Iniesta marca la diferencia en impecable definición y gana España. Fue el que quiso jugar. Holanda y el árbitro desdibujaron a España en los 90 minutos pero el premio, en definitiva, fue para el mejor de los dos. Holanda perdió otra final. Aunque esta vez, a diferencia de las que protagonizó en 1974 y 1978, hizo muy poco por ganarla.

España es por primera vez campeón en un Mundial. Se lo merece. Es el que juega mejor.

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