"OLIMPO, EN UNA NOCHE PERFECTA"


Lo que dijo el diario “La Nación”, por Martín Carrasco.
LA PLATA.- Se extravió en el Bosque. Extrañamente, en el terreno donde mejor se desenvuelve, Gimnasia cometió demasiadas equivocaciones defensivas y quedó vacío y atribulado por el tropiezo. Olimpo no se acopló a la euforia que invade al Lobo y, después de ser dominado, se reinventó a partir de los desaciertos que evidenciaron los locales, para imponerse por 3 a 1. Un resultado que, además, deja marcas: los bahienses ascendieron a los puestos de Promoción haciendo caer a Gimnasia a las posiciones de descenso directo; es la primera vez, en siete encuentros, que Olimpo derrota al Lobo en calidad de visitante, y es el puntero del Clausura.

En las atajadas de Tombolini, el desenfado de Rolle -la figura- para manejar cada ataque y sellar el marcador con un tiro libre, y la peligrosidad de Maggiolo -participó en el primer gol y convirtió el segundo-, Olimpo argumentó la victoria. Un éxito que se fundamentó en esas tres individualidades y en el aprovechamiento de las notorias deficiencias que mostró el rival. El temperamento para reponerse del flojísimo papel que el conjunto desempeñó en el primer tiempo fue una virtud que rescató Federico Domínguez, que encaminó, de atropellada, el triunfo.

Sorprendentemente, Gimnasia mutó de un tiempo al otro. La imagen que enseñó en el comienzo en nada se pareció a la que reflejó en el final. El empuje de Rinaudo, la velocidad y la habilidad de Neira, los movimientos de Córdoba y la presencia del Mellizo, que absorbe la presión que invade a todos, fueron las razones que esgrimió el Lobo para ser protagonista. Los defensores laterales también fueron piezas de desequilibrio, un sello de los equipos que dirige Cappa. Pero la impericia para definir y la solvencia de Tombolini le impidieron trasladar la superioridad al marcador.

En las falencias defensivas, que en el primer capítulo ya habían provocado zozobra, estuvo el punto débil de Gimnasia. Y lejos de enmendar los desacoples, los centrales Fontanello y Agüero agudizaron la problemática. Y ahí apareció Olimpo, que no desperdició tantas fallas. Porque Rolle dejó en evidencia a Fontanello, pero no tuvo la mira calibrada para batir a Sessa. Fue una advertencia: de las desprolijidades de Gimnasia, que lo dejarían sin nada; de la pericia de los bahienses, que siempre estuvieron alertas.

Y aunque el Lobo reaccionó después del tanto de Domínguez -Rolle lanzó un córner, Maggiolo la peinó y el defensor empujó la pelota-, en el pasaje del partido en que más necesitaba de la seguridad de los zagueros, éstos fallaron. Porque después de probar distintas fórmulas, Córdoba pudo batir a Tombolini, que no retuvo un remate del venezolano González. Parecía que Gimnasia volvería a dominar, que repetiría la superioridad del comienzo. Fracasó. Fontanello, que recibió insultos y la desaprobación del público, volvió a confundirse y ahí apareció nuevamente Rolle para hacerle pagar el error: el volante estrelló la pelota en el travesaño y Maggiolo se encargó de anotar. Como si hiciera falta más, Agüero se equivocó en un pase hacia atrás y... sí, entró en escena Rolle. Sessa desvió la pelota con las manos estando fuera del área y fue expulsado; el tiro libre lo ejecutó Rolle y el recién ingresado Monetti poco pudo hacer.

FOTO

Martín Rolle, la figura, festeja su gol (Diario La Nación).

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