ALFREDO DAGNA Y EL MEJOR HOMENAJE A JORGE LEDO, PENSANDO EN EL OLIMPO DEL FUTURO

Hay circunstancias que, por penosas que sean, dejan una estela lo suficientemente clara como para que, desde allí, ciertas cosas cambien el rumbo.

Ocurrió hace pocos días, con un suceso por demás notorio.

Después de las alternativas de una enfermedad de la que se tenía certeza, murió Jorge Eduardo Ledo.

Por tres lustros virtualmente, fue el presidente del club Olimpo, entidad señera, sin duda, del deporte de la ciudad.

Las connotaciones de esa infausta nueva, enfocaron hacia el “ya nada será igual”, que suele ser un lugar común.

Sin embargo, parece ser que no es tan así la cosa.

Alfredo Dagna, un ingeniero agrónomo, que adquirió trascendencia en el club por el manejo de aquello que es la alfombra verde que luce el estadio Carminatti, era el vicepresidente al momento del fallecimiento del que ha sido “factotum” olimpiense, inequívocamente.

Dagna, podría decirse, tomó el toro por las astas, conocedor del momento difícil que todos estaban entreviendo.

Y dijo lo justo, respetando la trayectoria sin par del dirigente desaparecido –el único comparable a los legendarios Domingo Ighina y Roberto Carminatti en la historia del centenario club– y abriendo un auspicioso camino de cara al futuro.

Que nada será igual que con la presencia de Ledo, un profundo conocedor de todos los vericuetos del fútbol profesional, una función para la que hay pocos elegidos, no deja de ser cierto, pese que puede sonar a contrasentido.

No obstante, el llamado a hacer “un club participativo”, en el que todos quienes lo deseen tengan su espacio, como así la oportunidad de elaborar nuevos proyectos, es el mejor homenaje que podría rendirse a la memoria de quien se fue, dejando a Olimpo nada menos que en el sitial de los 20 mejores del fútbol argentino.

A poco menos de tres meses para terminar un período y a otros tantos más, por lo menos, para renovar su dirigencia, Dagna ha elegido para el club el mejor itinerario. Y es muy bueno que así sea.