30 AÑOS DESPUÉS…

De un hecho cierto, aunque se lo ignore: la Dirección de Deporte y Turismo que don Víctor Puente creó en 1981.

Por estos días de noviembre (el sábado 14), pero 30 años atrás, el gobierno de don Víctor Julio Mario Puente, a quien se recordará por siempre como uno de los intendentes ejemplares que tuvo la ciudad en toda su historia, “instaló públicamente” lo que por entonces se llamó la Dirección de Deporte y Turismo.

En realidad, lo fundamental era atender a la promoción de actividades deportivas en un lugar esencialmente privilegiado en materia de estímulo hacia las más variadas disciplinas de la cultura física.

Se le anexó Turismo, porque había carencias en ese sentido y se buscaba, en la idea global, generar cierto estímulo oficial, también, a ese “perfil”, si se quiere, de Bahía Blanca, considerada un centro de servicios, emisor, a la vez, por su realidad poblacional, hacia lugares de atracción de la región sur bonaerense.

Lo cierto fue que, en un acto inusual para estos tiempos, en sábado a la mañana, el 14 de noviembre, quien esto escribe fue puesto en funciones, por don Víctor, al frente de la flamante dirección.

El acto, muy sencillo, contó con la presencia de dirigentes deportivos; funcionarios y periodistas. Hasta hubo un ágape (hacía se decía), algo casi impropio para ese tipo de ceremonia, rodeada de especiales connotaciones, habida cuenta de la jerarquía de la nueva dependencia creada.

La cosa, ese es el concepto, superó la media habitual. Porque hubo alguno que otro “discurso”; porque hubo reportajes; y, porque, y eso no escapa a los recuerdos personales, aún superando en tiempo el que originalmente estaba previsto, la “ceremonia” se juntó con buna multiplicidad de compromisos que, por ser sábado, la agenda deportiva generaba para el “nuevo funcionario”.

Algo, de todas maneras, pasó a ser imborrable casi. A poco de concluido el ritual, Aníbal Salguero, un “delegado del intendente” para lo que eran los talleres municipales (y un poco más, por su singular personalidad) tuvo el tino de decir, casi como en secreto; “no te la creas; pese a este acto, en el municipio saben con qué jerarquía te nombraron; no sea cosa que el lunes te hagan pagar esta fiesta y algo más”.

Quería decir, Aníbal (a quien de continuo tuve que recurrir en los primeros tiempos), que puertas adentro de Alsina 65, nada me sería fácil. Verdad, verdadera. No dijo, claro, que tampoco puertas afuera del palacio comunal, la cosa sería llevadera.

El mismo lunes (16), ya, un reducido grupo de profesores de educación física (no por decisión propia sino inducidos por alguien que no era “santo de mi devoción y mucho menos yo de la suya”) se acercaron al despacho mayor. No para “saludar” el acierto que podía significar (o no) la generación de la Dirección de Deporte (y Turismo). Sí, para plantear objeción al nombramiento de su “jefe”. ¡Justo a don Víctor!. El intendente los atendió, pero tenía a mano la carpeta con los fundamentos de la creación de la nueva dirección y los antecedentes que avalaban la designación de su titular. Asunto terminado.

Hubo otro episodio, meses después, que pintaría, como el anterior, de cuerpo entero, alguna realidad urdida por los “enemigos” de siempre, que uno tuvo a lo largo de los años. El diario local, me entrevistó a través de su cronista acreditado en municipalidad. Y publicó el reportaje un día lunes, en que, por esas cosas que suelen ocurrir, el diario no fue vendido por los canillitas. Aún así, el titular revelaba la intencionalidad de quien ordenó la nota: ¿se justifica la creación de una dirección de deportes?. ¡Todo dicho!, en cuanto al móvil de las preguntas, sin que importaran las respuestas.

Andando los años, aquella misma persona que sugirió malamente a los profesores de educación física presentarse ante el intendente Puente, aludió a la restauración del complejo deportivo Las Tres Villas, adjudicándola a la administración que encabezaba el doctor Juan Carlos Cabirón y que tenía como jefe de la división Deportes y Tiempo Libre al profesor Hugo Argot, ex atleta, de notoria relevancia.

La suerte me permitió encontrar al autor del texto (que se emitía después por radio, en la voz de un destacado locutor). Negó conocer de qué se trata e ignorar la trayectoria de Argot en sus tiempos de deportista. Pero esa es otra historia…

Lo destacable, sí, es aquello que se hizo, entre 1981 y 1983, en materia de deportes. Y que felizmente, desde hace 28 años, siguió haciéndose, desde otras conducciones, hasta el presente. Como la pista de atletismo y el albergue en Las Tres Villas y el respaldo, quizás como nunca, en este tiempo, a los equipos de alta competencia y a las expresiones amateur de la ciudad.

Quiero, eso sí, resaltar como ha habido quienes, desde sus lugares, sólo pusieron piedras en la gestión que me tocó desarrollar. De esos obstáculos, nunca se ocupó, por supuesto, ese periodismo que, como norma, se ha ufanado en la práctica de ignorar hechos positivos, sobre todo si no servían a sus intereses.

El propósito de esta evocación, de todas formas, tiene como intención rendir homenaje al intendente que permitió recuperar el tradicional estadio de Las Tres Villas: rememorar un tiempo feliz de mi trayectoria; y puntualizar finalmente que, en Bahía Blanca, no todo es como se dice. Y no todos los “próceres” merecen un monumento.

Luis María Serralunga

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