EL CIRCUITO DE REYES Y UNA “NOCHE MÁGICA” QUE NO LO ES TANTO…

No alcanza el “voluntarismo”, en medio de tanto desorden e inseguridad.

No es poca cosa que una prueba atlética de calle, como lo es el Circuito de Reyes, llegue a 54 ediciones (así lo indica su historial, aunque obviando decir, intencionadamente, que ese “trayecto” se cortó el 5 de enero de 1983, cuando el Círculo de Periodistas Deportivas y la propia Municipalidad de Bahía Blanca, a través de la entonces Dirección de Deporte y Turismo asumieron la responsabilidad de la cita anual, con otra competencia más o menos similar).

Nadie puede discutir (tampoco nosotros, naturalmente), que esa convocatoria inigualable tiene su lugar y lo tendrá, seguramente, por muchos años más. Está bien que así sea. Y la presencia masiva de aficionados (de todas las edades) está certificándolo.

No puede, aún así, soslayarse un comentario que “se cae” casi por su propio peso.

Si hay algo más de 3.000 participantes, concentrados en un paseo público, desde los chicos de la más corta edad hasta los grandes más veteranos, no puede ya ser ese evento el mero “voluntarismo” (que no lo es tanto, además) de una sola persona (indiscutida desde su entusiasmo) haciendo sentir su poco académica vocinglería: echando culpas no se sabe a quiénes; “amontonando” etapas de una larga jornada; haciendo converger simultáneamente la llegada de una caminata con la carrera de 800 metros reservada a clases 2001 y 2002, con la entrada de los “Reyes Magos”; confundiendo a propios y extraños con preanuncios repetidos y poco claros; “quedando bien con los medios” (para que los comentarios posteriores no lo “incineren”); y lo que es mucho peor, y allí está el eje de la cuestión, poniendo en serio riesgo la seguridad de los participantes y del público en general, en medio de un desorden imposible de resolver.

Ignotos colaboradores, intentando apartar en vano a la concurrencia de aquellos lugares reservados a la largada y llegada de distintas pruebas, no son solución sino todo lo contrario. Enervan, incluso, porque hay menores dispuestos a correr y sin saber cuándo les tocará hacerlo. Y señalan las gruesas falencias de “desorganización” que son una constante. Porque no es nuevo el caos que el Circuito de Reyes, o la “noche mágica”, genera en pleno corazón de la ciudad, sin que nada ni nadie atienda a conseguir algo más ajustado a los tiempos que corren, sobre todo cuando las exigencias del CUIM hacen sentir su rigor en cualquier otra circunstancia en otro tipo de lugares o programaciones.

Será siempre un motivo de no poco elogio que una carrera mantenga su vigencia, en un deporte que es “madre” de otras disciplinas. Sin embargo, y esto está dicho virtualmente un año antes de la “55” (que nunca lo será tanto, recordando el “faltazo” del ‘83), es hora de que alguien, anticipándose, ponga cada cosa en su debido lugar…

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