PASCUAL PÉREZ: UN CAMPEON CON TODAS LAS LETRAS


Por Osvaldo Jara, Agencia Télam. 

Pascual Pérez supo lograr todo a lo que aspira un boxeador. Fue el primer campeón del mundo de nuestro país, además de conseguir el oro olímpico en Londres y transformarse en símbolo de una etapa gloriosa de nuestro deporte.

Había nacido en la provincia de Mendoza el 4 de mayo de 1926.  Fue el menor de los nueve hijos de Francisco Pérez Sáenz y Elisa Alonso. Su infancia transcurrió en Guaymallén, donde trabajó, desde su adolescencia, en los viñedos de su provincia para ayudar a la economía familiar. Casi en paralelo, guiado por uno de sus tíos, da lus primeros pasos como pugilista.

Su carrera en el campo amateur es impecable: fue campeón provincial, argentino y latinoamericano, entre más de una docena de títulos importantes. Poseía todas las condiciones: físico ideal para la categoría mosca, pegada fuerte, guapeza y temperamento para alcanzar lo que se proponía. En 1948 compitió en el preolímpico y logró el triunfo obteniendo el derecho a representar al país en las olimpiadas de ese año, en Londres. Para sorpresa de propios y extraños superó a todos sus rivales, venciendo en la final al italiano Spartaco Bandinelli, consiguiendo una de las tres medallas de oro logradas por la delegación argentina.

Su aptitud de boxeador aguerrido y con mano de knock out lo afirmó como promesa en el campo profesional, al que ingresó en 1952 cuando se establecieron los campeonatos argentinos de peso mosca.

Ese año alcanzó el título nacional. Dos años más tarde, en julio de 1954 tuvo la oportunidad de enfrentar al campeón mundial, el japonés Yoshio Shirai. Si bien no se puso en disputa la corona, la expectativa en Buenos Aires fue muy grande. La pelea que terminó en empate fue la puerta de entrada para lograr la revancha, esta vez por el título del mundo. El general Perón intercedió para que esta posibilidad se hiciera efectiva. El 26 de noviembre dirimieron fuerzas y pudo prevalecer largamente en las tarjetas. De esa manera Pascualito se coronó como nuestro primer campeón mundial de boxeo. Sus primeras palabras de agradecimiento fueron contundentes: “gané por Perón, por mi patria y para la Argentina”.

Sobre finales de 1955 recibe el Olimpia de Oro como mejor deportista del año. Luego de septiembre de ese año se persiguió y castigó a los deportistas que habían apoyado la gestión del gobierno justicialista. La fobia antiperonista no pudo impedir que continuara boxeando e hiciera presentaciones en la Argentina, aunque la mayor parte de sus defensas debió hacerlas fuera del país. El 16 de abril de 1960 pierde su corona en Bangkok a manos del tailandés Ponney Kingpetch. Su última pelea fue cuatro años más tarde ante el panameño Eugenio Hurtado, siendo derrotado por KO técnico en la sexta vuelta.

Falleció el 22 de enero de 1977 como consecuencia de una deficiencia cardiorrespiratoria. Poco antes de morir hizo este balance de su trayectoria: “Efectué 232 presentaciones, 125 como amateur y 107 como profesional, y buena parte del mérito de haber conseguido éxitos y honores se lo debo a la gestión del gobierno peronista. Gracias a su apoyo pude convertirme en el primer pugilista argentino que consiguió un título mundial”. Tamaña franqueza nunca le fue perdonada. (Télam) .



Comentarios

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