WEBER BAHIA ESTUDIANTES LLEGÓ A 100.000 PUNTOS EN LA LIGA NACIONAL


El hecho se produjo sobre el final del partido en el que Weber Bahía Estudiantes derrotó a Obras el pasado viernes (24), en el Casanova, cuando "Pepe" Sánchez encestó el primero de dos libres. Desde el inicio de la Liga Nacional, solo tres equipos alcanzaron los seis dígitos. Momento histórico.

Son los que quedan atesorados en las páginas de los libros y en el corazón de los hinchas. Pero hay otros números, y que también son importantes, porque hablan de grandeza, de permanencia, y también de nombres, porque las instituciones se nutren de ellos, y en este caso más que nunca es necesario recordar a quienes contribuyeron para escribir otra página.El pasado viernes, en el mítico estadio Osvaldo Casanova, testigo de proezas de otros tiempos, Weber Bahía Estudiantes llegó a los 100.000 puntos convertidos en la Liga Nacional de Básquetbol, ingresando a un selecto club que ahora tiene tres miembros (los otros dos son Atenas de Córdoba y Peñarol de Mar del Plata). Alcanzar esta cifra tiene dos significados, una larga historia, y la permanencia en la élite del basquetbol argentino.

Y esa porción de historia quedó en manos de Pepe Sánchez, porque a cincuenta segundos del final del partido ante Obras Sanitarias (90-84), fue el encargado de anotar el histórico libre que le permitió a Estudiantes llegar a los seis dígitos en sus 25 participaciones en la LNB. Justo él, un emblema de la institución, cerebral y conductor en la cancha, y creador e impulsor de un nuevo modelo de gestión en el deporte argentino fuera de ella.

Mencionar a todos los que contribuyeron para llegar al magnífico número se hace imposible en una sola nota, porque implica repasar un archivo con 238 jugadores, de los cuales 224 anotaron al menos un punto. Sin embargo hay varios nombres que merecen una mención honorífica, porque dejaron una huella que aún perdura en la institución de la calla Santa Fe 51.Cuando se jugó la Etapa de Transición en 1984, Estudiantes fue uno de los dos equipos bahienses (el otro era Pacífico) que formó parte del reducido grupo que comenzó a transitar los primeros pasos de una competencia tan idealista como necesaria, y cuyo verdadero efecto aún se desconocía para el futuro del basquetbol argentino.

Lamentablemente para ese tiempo ya se había retirado Alberto Pedro Cabrera, una auténtica gloria del deporte bahiense, que no pudo llegar a jugar la LNB, pero que años después, en cierta medida tuvo su revancha al asumir como entrenador del "albo".

Al año siguiente, en la primera edición de la Liga, Estudiantes quedó a las puertas de la final al caer ante el poderoso Ferro Carril Oeste, a la postre campeón. Se necesitaron tres partidos para definir la serie, y en el último los bahienses estuvieron cerca de dar la sorpresa perdiendo por solo cinco puntos (106-101). De aquel equipo se deben rescatar dos nombres, Ruiz y Scott, los primeros que comenzaron a engrosar la lista de artilleros albos.

El uruguayo Wilfredo Ruiz era un auténtico rompe redes, con un lanzamiento fino y efectivo producto de sus intensas prácticas. Se consagró goleador de la Liga en las tres primeras ediciones, con más de 30 puntos de promedio en cada una. El gran mérito de “Fefo” fue que solo anotó 60 triples en los tres años que jugó para Estudiantes, elevando aún más su condición de eximio goleador. El otro era Willie Scott, un base de 1.75, gran defensor, cerebral, habilidoso, sumamente veloz, y con un fantástico lanzamiento perimetral, que además se ganó rápidamente al público debido a su carisma.

En una encuesta realizada por la revista "Encestando" en 1987 fue elegido como el mejor extranjero de la competencia. El recuerdo de sus buenas actuaciones permitió un regreso esporádico en 1995/96, en el cual demostró que su muñeca permanecía intacta (tuvo un promedio de 20.5 puntos), pero solo jugó dos partidos y se fue. Durante tres temporadas ambos fueron los emblemas y las cartas de gol del conjunto bahiense.

En 1988 irrumpió en escena el más grande goleador de la historia de Estudiantes, Juan Alberto Espil, quien había llegado de Liniers de Bahía Blanca; y al año siguiente se sumó Alvin Randall Frederick, un todo terreno de 1.97 metros con gran capacidad de salto, temible artillero, y llamativamente un paciente jugador de equipo que lamentablemente solo jugó dos temporadas.

Tras la partida de Ruiz y Scott, Estudiantes había navegado por la mitad de la tabla, pero en la Liga corta de 1990 con el goleo de Espil y Frederick y un plantel bien armado con promisorios jugadores, el “albo” regresó a los primeros planos, siendo eliminado en semis por el campeón Atenas de Córdoba.

En el segundo partido disputado en la capital cordobesa, “Skinner” Frederick anotó 44 puntos, pero no fue suficiente y Estudiantes perdió por un apretado 113-110. Al finalizar esa Liga, promedió más de 29 puntos y 10 rebotes por juego, siendo considerado uno de los mejores extranjeros de la temporada.

Juan Espil dejó su sello antes de partir, condujo al “albo” a su única final liguera en 1990/91 y a un tercer puesto al año siguiente. Su puntería definía partidos, su lanzamiento en suspensión y a la carrera parecían calcados, característica y destreza que mantiene en el final de su carrera. En 1991 antes de irse, frente a Santa Paula de Gálvez estableció un nuevo récord de triples convertidos (12) en un partido de LNB. En la temporada 2010/11 regresó después de destacarse en Europa, con una experiencia invalorable, y una puntería infalible para seguir destrozando redes. En su paso por España le agregó a su juego otras facetas, y se convirtió en un jugador más completo.

José Luis Gil jugó su primer partido el mismo año en que debutó su antecesor, pero recién pudo explotar en la Liga 1992/93, cuando saltó desde el banco para afirmarme en la alineación titular. Por cuatro años fue el jugador en el que se apoyó la ofensiva bahiense, alcanzando un promedio de 20.1 puntos por partido. Hasta el regreso de Espil hace dos años, “Josi” fue el máximo goleador de Estudiantes en la LNB.

Hernán Montenegro ocupa un sitial de privilegio, aún cuando no fue un temible goleador, su sola presencia despejaba zonas y permitía lucir a sus compañeros. Dotado de un físico privilegiado y una potencia natural, el “Loco” fue uno de los actores principales en esta película, aún cuando muchas veces prefería calzarse el traje de antihéroe. Es por ello que su única temporada completa fue en 1990/91, cuando formó parte del equipo subcampeón, siendo el autor del doble del triunfo ante Sport Club de Cañada de Gómez en el último segundo, y que le dio la chance al “albo” de definir el título con GEPU de San Luis.

Emanuel Ginóbili hizo su debut en la Liga jugando para Andino de La Rioja en 1995/96, y con tan solo 18 años demostró su desfachatez para enfrentar a jugadores consagrados. Retornó a su ciudad natal a la temporada siguiente y a partir de allí se encargó de construir su propia historia, no sin antes dejar grabado su nombre en el corazón de los hinchas y de una ciudad donde se respira basquetbol. “Manu” estuvo dos Ligas en Estudiantes, tiempo suficiente para convertirse en el sexto goleador histórico del equipo.Entre sus idas y vueltas, Jorge Faggiano anotó los puntos suficientes para meterse en el podio de los goleadores.

Leal, de espíritu luchador y entendiendo el básquet como un deporte de conjunto caracterizaron al ala-escolta que totalizó ocho temporadas en Estudiantes, y que además supo tener un exitoso paso por los seleccionados argentinos, habiéndose consagrado campeón Panamericano en 1980, y ubicándose tercero en el Mundial Juvenil de 1979.Grant Gondrezick fue uno de los extranjeros más finos y de mejores condiciones técnicas que pasó por el basquetbol argentino. Escolta de 1,96 metros con un lanzamiento preciso y de movimientos casi perfectos. Su foja de servicios indicaba un pasado NBA (Phoenix Suns y Los Angeles Clippers), CBA, USBL y las ligas de Italia y Bélgica antes de arribar por primera vez a Estudiantes en 1996-97. Al año siguiente se fue a España a jugar la Liga ACB y retornó al “albo” en esa misma temporada.

Hernán Jasen y Pablo Gil fueron los últimos nacionales en tomar un real protagonismo. “Pancho” tuvo una gran evolución en los tres años que jugó, con un pico muy alto en 1998/99, y debido a su rendimiento emigró a la poderosa Liga ACB. El hermano de “Josi” dejó de serlo porque logró brillo propio, jugó cuatro ligas, creció fuera de Bahía y retornó para liderar la ofensiva del equipo en 2007/08.Durante los veinticinco años pasaron grandes jugadores, algunos importantes en el juego interior, como Jamaal Levy, Stacey Williams, Deon Watson, Ken Leeks, Michael Higgins y Quincy Alexander entre otros.

De los perimetrales se pueden mencionar los nombres de Daniel Arenas, Williams Sanders,Pedro Franco, Sebastián Ginóbili, Esteban Pérez, Byron Wilson, Pablo Moldú y Dwayne Bryantentre otros.El último artillero fue Ed Nelson, un pivote muy efectivo en posiciones cercanas al cesto y con un respetable lanzamiento de cuatro o cinco metros. Solo jugó dos temporadas, y en la primera de ellas en 2008-09 se consagró goleador de la LNB.

Todos ayudaron a construir la rica historia de Estudiantes, uno de los equipos de mayor presencia en la LNB. Solo estuvo ausente los tres años que jugó el TNA, pero volvió en 2006/07 con la esperanza de darle a Bahía Blanca el título que tanto se merece. Y en la meca del básquetbol en Argentina, el nuevo modelo de gestión permite vislumbrar un futuro que puede ser exitoso. Ojalá se pueda dar, mientras tanto Weber Bahía Estudiantes llegó a los 100.000 puntos en la Liga, algo que no es poco.

Informe: Roberto Martin (@robertofmartin).

Foto: Prensa Weber Bahía Estudiantes.

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