CON LA COSA JUZGADA

Nota del editor



Es domingo (6), ya de noche, cuando las sombras hacen todo más oscuro.

El fútbol es un deporte; un juego, pero también un espectáculo.

De su mayor jerarquía (porque para eso hay distintos niveles) depende que involucre a más o menos gente: como aficionados que colman las tribunas; como trabajadores que tienen una oportunidad más de hacer algo, quizás una extra; con comunicadores que hacen de cada cobertura la razón de ser de su actividad; con dirigentes que se dedican a armar todo un “circo” bien entendido, por su inalterable consecuencia con el color de una casaca.

Hay quienes, semana a semana, son convocados a cubrir controles; a alcanzar pelotas; a estirar las “mangas”; a preparar un escenario acorde con eventos que son emitidos al país y al mundo por televisión; y muchos otros detalles más que hacen a un espectáculo de no poca relevancia.

Si el fútbol se juega en primera división en un país como Argentina, reconocida plaza internacional, la “categoría” de elite genera promoción, trabajo, ingresos y muchas cosas más.

Bahía Blanca se ha jerarquizado con Olimpo en la Primera A de AFA. Por su equipo, por sus visitantes, por su innegable condición de entidad seria, sin rebuscadas situaciones que proliferan en otros lugares y clubes.

Sin embargo, el aurinegro no está exento de tropiezos, como el que está patente en este primer domingo del quinto mes del año 2012.

Olimpo cayó, dignamente, ante un rival (Newell’s Old Boys, de Rosario) que con su triunfo trepó al tope de la tabla (esperando que jugara Boca). Fue 2 a 1, en contra, porque, una vez más, el plantel no supo (no pudo) mantener la ventaja de arranque.

La caída es ya cosa juzgada. ¿Sabrán acaso los dirigentes asumir su alta cuota de culpa?.

Sería bueno que así sucediera. No todo es buscar lugares de pretemporada, para que ese ciclo se cumpla con confort para todos los protagonistas. Eso es, cuanto más, una cuestión económica o de sentido común.

Integrar un plantel competitivo, que juegue bien y también gane, no es para cualquiera, dicho esto con todo respeto. Hay que entender en la materia. Y obrar en consecuencia.

Es hora, anticipadamente, de hacer alguna vez lo que la “cátedra” reclama, porque conoce. Los “opinólogos”, que suelen “jugar su partido”, aparte; ni tan lejos ni demasiado cerca de la intimidad, porque no son parte de ella.

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