ROBERTO MIGLIORINI: CON ÉL SE FUE UN APASIONADO DIRIGENTE DE OLIMPO
Roberto Migliorini |
La amistad con él se remontaba al
entrecruzamiento de algunos lazos familiares, por un lado; y al deporte por
otro. Esto último y la identificación con los colores oro y negro fue determinante.
Lo tratamos desde la juventud;
afianzamos esa relación con el paso de los años. Eran aquellos en que el
ejercicio del periodismo (en su faz deportiva primero; y el de interés general
después) nos acercó en el trato cotidiano.
Alguna vez, allá por el comienzo
de los ’80, el diálogo fluido tuvo su escenario en el Café Florida, por un
lado; y en ocasiones en la oficina de Deporte y Turismo de la Municipalidad de
Bahía Blanca. Allí, él bregó por el reconocimiento oficial del aporte que las
instituciones deportivas hacían a la ciudad ("las contraprestaciones", decía).
Cuando Olimpo llegó al viejo
Nacional 1984, colaboramos con la difusión de esa campaña, cuando las
ramificaciones periodísticas eran todavía otras, exentas de la masiva expansión
de estos tiempos.
Recordamos, muy especialmente sí,
cuando, en el Salón Dorado del Club Argentino, un día de diciembre del ‘083, le
entregamos la enorme copa que Carta de Plata obsequió, como principal
distinción a otorgar, en la fiesta de los 40 años del Círculo de Periodistas
Deportivos. Lo de la entidad aurinegra justificaba plenamente (como lo ha sido
en todas las épocas) ese reconocimiento.
Olimpo fue, siempre, un motivo de
charla. Más allá que su empresa, el Expreso Sud Atlántico, fuera el cotidiano
eje de su función empresaria (desde allí auspició alguna producción nuestra en
radio).
Inteligente; visionario en muchos
aspectos; despierto para el manejo de ciertas situaciones (aún en el complejo
mundillo del fútbol), no pasó desapercibido; para nada. Y volcó su inagotable
pasión.
Aún en tiempos difíciles para su salud, al
encontrarlo en algunos paseos por la Avenida
Alem o un transitorio paso por “el centro”, Olimpo fue
siempre el “asunto” excluyente de alguna conversación. Y los recuerdos, por
supuesto, de “ciclos dorados”.
Este lunes (15), paradójicamente
el día de los 102 años del club de sus amores, Pipa se fue, para alentar desde
algún lugar, junto a su sucesor (Jorge Ledo) y a su compañero de fórmula (Carlitos Lemos), la puja por un nuevo ascenso
aurinegro a la elite del fútbol argentino.
Roberto Oscar Migliorini, heredó de su padre, don Armando (de aquella época en que nosotros desembarcamos
a la pasión olimpiense de la mano de “Lalo”, José Reinado Serralunga, nuestro
tío y padrino, plateísta permanente del viejo estadio de Avenida Colón y Angel
Brunel) la singular e inalterable identidad con Olimpo. Dejó esta tierra. Por
lo que fue y por razones de amistad, sentimos pesar por su desaparición. Y
adherimos al duelo de los suyos.
Comentarios