OLIMPO: ¿HORA DE CAMBIAR?
Walter Perazzo: no encuentra el rumbo. |
Que el fútbol es un juego,
está bien entendido. Lo ha sido siempre; seguirá siéndolo.
Pero he aquí que, sin
pretender el lirismo del deporte amateur (que se mantiene en casi todas las
disciplinas, aunque en mínimo grado), hay que prestar atención a que, además de
juego, es un espectáculo-negocio. Por lo común, en beneficio de unos pocos (los
que se suponen protagonistas) y en detrimento de los más.
Esto último viene a cuento de
algo que se dice, y es bien cierto. Muchas cosas se cambian en la vida, pero
hay tres que permanecen inalterables: la “vieja”; la creencia religiosa; y el
equipo de fútbol.
Está claro que esa expresión
del dicho popular tiene algunas adaptaciones, según pasan los años, pero la
esencia se mantiene intacta.
Como de fútbol se trata, uno
podría citar un ejemplo: en otros tiempos, era casi una utopía la presencia del
interior en los torneos superiores de AFA (apenas si los de Rosario Santa Fe y La Plata , más los del Gran
Buenos Aires).
Por esa razón, no había
colisión de sentimientos: uno era (y es) de Racing, pero desde el acceso de
Olimpo (temporada 2002) al círculo de privilegio del balompié nacional,
prioriza al aurinegro.
Es que la pasión por esos
colores viene de toda la vida; y se ha prolongado a la nueva generación
familiar.
Entonces, y ahí está el tema,
el estado de ánimo futbolero mucho tiene que ver con los resultados; las
posiciones; y el promedio que, al cabo de cada jornada, tienen que ver con
Olimpo: como hincha (fanático); y también como periodista, que observa, analiza
y opina, como este domingo (29), después de la más pobre actuación que pueda
recordarse, del equipo “top” de la ciudad, en mucho tiempo.
Y no es, viene bien aclararlo,
que importe demasiado el tanteador (2
a 0 a
favor del rival de turno, Atlético Rafaela). Al fin de cuentas, es una
contingencia, que puede ser positiva o no, en una tarde o noche determinada.
Si, en cambio, tiene mucho
significado, desde todo ángulo, la pobreza de recursos y de espíritu puesta de
manifiesto.
Este sábado (28), Olimpo no
sólo perdió un partido más (ha sido derrotado en los cinco compromisos que
asumió como visitante en el Torneo Inicial 2013 de la primera división): no
tuvo gol pero, esencialmente, no tuvo alma, ese “algo” que no se encuentra ni
en el almacén de barrio de otrora ni en el mejor provisto hipermercado de estas
épocas. El corazón (la garra) viene con uno mismo…
Como podemos ver venir la
excusa, poco tiene que ver, todo esto, con las ausencias de la novena fecha
(Cristian Villanueva, Damián Musto y Agustín Vuletich), por trascendentes que
sean en un armado equidista. Y a algo de eso vamos.
Al término del partido de
marras, requerido como es de rigor, tanto en la poco habitual euforia de la
victoria como en la frecuente decepción del contraste, habló Walter Perazzo,
jefe del cuerpo técnico aurinegro.
Escuchamos decir que el
tempranero gol de “La Crema ”
(a 7 minutos y fracción de juego) echó por tierra toda estrategia. ¿Cómo, qué?.
Y un interrogante anexo: ¿no bastaban casi 83 minutos para revertir el comienzo
adverso?. Eso entendimos a propósito de su palabra: “sabíamos que iba a ser un
partido duro, pero quedar en desventaja a los 7 minutos te cambia los
esquemas”.
Conviene preguntarse, aunque
no haya respuesta válida: durante la semana, ¿cómo trabaja el plantel,
preparándose para un compromiso en particular o para una competencia en su
totalidad?. Si acaso, ¿el orientador permanece inalterable como se lo ve
partido tras partido, en las disputas por los puntos que valen?.
Algo más, que hemos podido
leer (como si lo otro fuera poco), de las respuestas del técnico: “estoy
perfecto; esto duele; sabemos que era un rival directo, pero bueno, hay que
trabajar en la semana para dar vuelta la páginas ante Estudiantes”.
No aportamos aquí aquellos
datos estadísticos de los que echan mano los “opinólogos” cuando tratan de
explicar algo. Nos queda “flotando”, aún así, que Perazzo, en 19 partidos en
primera, sólo habría ganado 2.
Eso, por si sólo, puede indicar
algo (o no) determinante: ¿le falta experiencia para la categoría?. O bien: ¿no
buscó (o si lo hizo, no le trajeron) los refuerzos a tono con la jerarquía de
esa competencia?.
Lo real es que, a mitad de
camino de la primera etapa de la temporada, con 9 partidos jugados, Olimpo está penúltimo en la tabla de puntajes (sólo
con Racig por debajo), con 6 unidades. Ganó un solo cotejo (el “hist´ñorico”
ante Boca); empató en 3 ocasiones (las otras oportunidades que tuvo en el
“Carminatti”) y perdió las 5 veces que salió fuera de su casa. Marcó 8 goles; y
le hicieron 14.
Y su promedio, el peor, es de
sólo 0,666, que lo ubica en descenso directo; y por eso, indiscutidamente, en
blanco propicio para que los demás “hagan leña del árbol caído”.
Si el panorama es desolador en
la “A”, no es menos delicado saber que la tercera no tiene rumbo y cayó, otra
vez por goleada, ante Rafaela, por 5
a 0, poniendo en evidencia su precariedad de recursos
(cuando quienes juegan, en buena medida, deberían ser relevos a los cuales
acudir para mejorar un poco la cosa en primera).
Un pequeño detalle más para
señalar el pésimo momento: la primera local tiene el más flojo “acumulado” en
el certamen lugareño (22 unidades, registro que comparte con Bella Vista si no
tenemos mal entendido), con serio riesgo de perder la categoría en cancha
(alguna vez, se recodará, se retiró del torneo, por estar jugando en la elite
afista).
Iván Furios: un muy mal momento. |
Es tristemente malo el
presente olimpiense, cuando uno desearía todo lo contrario. Desperdiciar oportunidades
cíclicamente (con el sube y baja que ha distinguido a la señera entidad en su
tránsito hacia y desde la “A” a la “B”) no parece ser la mejor receta.
La seriedad de manejo (Olimpo
no despide técnicos así porque sí) de la que se ha hecho gala en todo tiempo,
no puede (o no debe) evitar que se analice la realidad y se obre en
consecuencia. La gente se cansa de esas idas y venidas.
¿No será hora de cambiar?.
Luis María Serralunga
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