Y… SÍ, HABRÁ ALGUNA RAZÓN…

El softbol y una distinción internacional.

Desde el ejercicio del periodismo –y aunque cambien los tiempos– siempre hay lugar para una novedad. Puede ser de las buenas; puede ser de las otras.

Es que es así la función, que exige renovar el compromiso, día tras día, para andar atrás de algo nuevo, constante, porque lo de ayer ya no sirve, aunque haya quedado reflejado en una noticia, un comentario, una imagen quizás.

Hace exactamente una semana, el pasado sábado (19), vivimos el “reencuentro” con épocas del pasado, que nos involucró como deportistas que fuimos, algo paralelo, en ese caso puntual, con lo profesional.

De eso, aunque tardíamente, estaremos ocupándonos, porque el testimonio está logrado y sólo nos falta que algún comedido nos acerque alguna foto. Ya lo ubicamos, por su gentileza, pero estamos tras ese “logro”.

Sin embargo, como todo es mutante en extremo, hoy supimos de algo que difiere de ese momento vivido, hace 7 días, en ese reducto de Avenida Alem y Florida, que nos retrotrae a la lejana juventud, con todo su contenido de mal disimulada emoción.

Nos apuntaron un dato; fuimos en su búsqueda; y lo encontramos en el muro de Facebook de la Confederación Argentina de Softobl.

Así expresa: “en el marco de la asamblea general de la International Softball Federation acaban de ser exaltados al Salón de la Fama los argentinos Enrique Alcaraz, como dirigente, y Eduardo Sabaté como head coach. Felicitaciones a los dos por el reconocimiento a una trayectoria de toda la vida dedicada al softbol”.
Eduardo Sabaté

Hasta allí, la enunciación podría no merecer demasiadas objeciones. Nos dicen, algunos observadores que han estado por décadas metidos en la intimidad del softbol, de la trascendencia de Sabaté, citando que “es de Paraná; con larga trayectoria” y que “fue uno de los mejores lanzadores y jugó a nivel internacional en otros países”, además de puntualizar que “ahora tiene a cargo las selecciones nacionales”. ¡Perfecto!, porque valoramos la fuente que nos pone al tanto.

En el otro caso, creemos conocer, de primera agua, como ha sido el trayecto recorrido. Como que el que ahora es distinguido como dirigente, empezó a jugar softbol sólo gracias a la idea nuestra de sumar esa disciplina a Cruz del Sur, un pequeño club de barrio, propio de los entusiasmos juveniles, que supo practicar, además,  fútbol, básquetbol, tenis de mesa, ajedrez, voleibol y atletismo, en una mezcla entre lo federado y lo indpendiente.

El ahora reconocido fue catcher en la “novena” de la fuimos pitcher, allá por fines de los ’50 y el primer lustro de los ’60. Incluso, cuando mejores perspectivas estuvieron cercanas al apoyo del club Villa Mitre (aquel del recordado José Martínez, símbolo dirigencial de la ciudad), fuimos nosotros los que llevamos el softobl a la entidad tricolor; y el aludido fue jugador en la misma posición (como también lo fue nuestra participación hasta el ’65).

De lo que siguió, tenemos noción por referencias, cuando no por experiencia propia, como en el año 1983, cuando el softbol desaparecía y dimos “una mano” desde nuestro cargo en la Dirección de Deporte y Turismo de la Municipalidad de Bahía Blanca. Y seguimos brindado respaldo, después, fuera del ámbito oficial, desde nuestra tarea periodística en LU3 Radio del Sur.

Alguna vez, andando el tiempo y con la disciplina resurgida, un tanto por nuestra intervención, el dirigente de marras olvidó sus recuerdos, si los hubiere (de jugador, por un lado; y pidiendo auxilio, después), y encaramado en planos directivos del orden nacional, e incluso fuera del país, no tuvo nada presente cuando llegaron las bodas de oro de la asociación local.

Como los hechos se suceden impensadamente, cobró no poca notoriedad. Dicen, aún así, los entendidos (para quienes el softbol sigue siendo una pasión, que evoca tiempos de no pocos sacrificios para jugarlo, promocionarlo y dirigirlo, en interminables fines de semana), que poco ha dejado para Bahía Blanca esa ubicación privilegiada que permite recorrer el mundo.

Por algún motivo, valedero, el pasado sábado (19), el distinguido no se sumó al recuerdo de los 60 años del primer club de softobl de la ciudad (Los Indios), en esa sencilla pero elocuente cita con la emoción y la nostalgia.

Seguramente,  al margen y como para todo, habrá una razón que explique ese lugar en el “Salón de la Fama”. Nos gustaría conocerla para así, también, reconocerla… 

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