SE FUE UN GRAN DIRIGENTE
Si
Olimpo ha llegado a ser lo que es –sin duda alguna el más importante club de la
ciudad e insuperable en su proyección en el fútbol nacional, su deporte
símbolo- es el resultado de haber tenido dirigentes señeros, que marcaron
épocas a través de más de medio siglo.
Hasta
aquello que pude conocer personalmente, son nítidas las figuras de Domingo
Ighina, Roberto Natalio Carminatti, Roberto Migliorini y Jorge Ledo, por citar
algunos nombres de la época contemporánea nuestra, dicho esto en alusión a los
años en que comenzamos a “vivir” las emociones en el viejo estadio de Avenida
Colón y Angel Brunel (1948 en adelante); a aquellos en que principiamos nuestro
ejercicio del periodismo deportivo; al momento en que ejercimos la dirigencia
de lo que era el Círculo de Periodistas Deportivos (primera etapa de los ’80);
o, por no hacer más larga la enumeración, el ciclo de mi paso como director de
Deporte y Turismo de la Municipalidad de Bahía Blanca. Todo es, además, en el
marco de los 58 años que llevo a cuestas como periodista ejerciendo el
periodismo en general (político e institucional).
Un
nombre, sin embargo, me ha quedado grabado prioritariamente, si de Olimpo se
trata: el de Mario Oscar Macagno, presidente aurinegro, que dejó claras huellas
respecto de aquello que es deseable respecto de la dirigencia deportiva en
todas sus direcciones.
Recuerdo,
particularmente, dos momentos esenciales. Uno, fue la presentación del proyecto,
nunca cumplido después, de lo que habría sido el “gran estadio”, que Macagno
soñaba construir en el predio de Sarmiento al 2000. Era un adelantado, sin
duda, a las épocas y a la trayectoria olimpiense en el más popular de los
deportes, el fútbol. No era fácil llegar, por los sistemas imperantes, al
máximo escalón del balompié argentino. Pero se vislumbraba que, cuando algo
cambiara, Olimpo estaría allí, como es ahora, en la máxima divisional. Y
hubiera tenido, entonces, el escenario que todavía anhela para el futuro
(hablando de una capacidad para 40.000 espectadores o más). Macagno fue
sembrando, abriendo caminos.
El
otro instante está asociado a un hecho poco grato. Hubo un episodio (un
periodista vs. un técnico) que a punto estuvo de generar la ruptura de
relaciones entre Olimpo y el CPD, por aquello –creencia bastante prolongada en
el tiempo- de pensar que el comentarista (o rubro afín) siempre tiene la razón,
por encima de la que cualquier otro. Encontrarme en la emergencia con un señor
dirigente, como siempre lo fue don Mario, resolvió la cuestión, sin que la cosa
pasara a mayores. Y eso, porque imperó la razón, y el gran espíritu que
distinguía al presidente aurinegro.
No
hace falta aludir a otros hechos. Uno, deportivo, que Macagno fue fundador de
la Asociación Alumni, entidad
emblemática del atletismo bahiense, que cobra vigencia especial cada año con la
legendaria historia del Circuito de Reyes, una de las pruebas pedestres más
acreditadas de todo el país. Otro, la notoria actividad comercial que Macagno
desplegó, toda una vida, en la tradicional firme martillera de la ciudad, que
hizo histórico aquel slogan de “Carlos y Mario Oscar Macagno, forjadores del
bienestar popular “.
Desde
uno u otro enfoque, la personalidad de Mario Oscar Macagno fue signo de
seriedad y confianza, su sello distintivo. Este martes (29), se fue, a los 87
años, dejando la estela de una vida fructífera en hechos positivos para la
ciudad. Un “señor”, con todas las letras…
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